
- Papá, Papá, dice mi mamá que me digas cómo se hizo el universo.
Miro sus ojos tan pequeños, tan brillantes, tan cristalinos, como los de su madre.
- Ya pues papito, cómo se hizo el universo.
Jala su silla rosa, acomoda su pelo dorado y me queda mirando con esos ojos de ratón asustado.
Le sonrío y le empiezo a contar la historia.
Hubo una vez, que había, una gran familia, que vivía en una gran esfera, no eran muy sociables, ni le gustaban jugar, correr, ni nada por el estilo, es que eran tantos y el lugar tan pequeño que apenas podían hacerlo. Pero en un momento no marcado uno de ellos dijo:
- Ya basta, quiero jugar, correr por donde me plazca porque, sé que hay algo más que éste pequeño lugar tan agobiante.
Y éste se movió, y empujo a otro y éste a otro, a otro y a otro y, todos se movieron a una gran velocidad que rompieron su hogar (la esfera). Se esparcieron rápidamente, algunos en grandes grupos y otros en solitarios.
¡Cómo brillaban sobre ese manto tan negro que los rodeaba!... y entre ellos a grandes voces repetían.
- Unidos nuevamente… ¡Jamás!
Mi niña me mira; se abren grandemente sus ojos azules, acomoda sus cabellos de oro y se tapa sus manos tan pequeñas y redondas y me dice:
- Jijijiji... ¡Ay papá!... con razón mamá dice que eres un loco sin remedio.