Indeleble... (Adiós)

viernes, 13 de marzo de 2009

Empezare besando el suave
aroma de tus cabellos
y tocare con mis labios
tu frente, tus parpados,
tu nariz y dejare mi dulzor
amargo dentro de tus
palabras de amor ambiguo.


Y desearas liberarte de mi,
colocando tus delicadas manos
sobre mi pecho
diciendo a cada instante
que amas a otro,
pero no podrás amor mío,
por que tu lujuria es
más fuerte que tu orgullo.


Y aquel pequeño resquicio
de indolencia se volverá
un lazo ansioso
para que continúe con
la profanación de tu
tierno cuerpo de alhelí.


Pretenderás trasladar
tu savia dentro mío,
¡Pero no te dejare!
¡No lo hare!


Por que seguiré con mi infausto recorrido
mordiendo tiernamente tu cuello
y besando con delicia cada hombro tuyo
hasta llegar a lo que me hará
perder por unos instantes
mi lasciva cordura.

Me quedare por varios minutos
en aquel par de montes inmaculados
succionando en ellos
tus ansias y resquemores.


Tu cuerpo se moverá a cada segundo
pidiendo que termine de una vez
tu agonía inmortal,
y tu centro concupiscente palpitara
a cada instante
llamando al altivo guerrero
despojado de sus armaduras.

¡Mas no lo hare,
aún no!


Y tus palabras de amor
retumbaran de odio
sobre mis oídos,
entonces emitiré una sarcástica
sonrisa en mis labios de jolie,
haciendo que tus ojos claros
brillen con furia incontrolable.


Y es justo en ese momento
cuando tu enojo crezca
hasta la infinidad
y ya no quieras unirte más a mí,
que te tomare a la fuerza,
una y otra vez
violentándote por completo
cada una de tus rosáceas fisuras.


Y tu boca de pétalos sonrojadas
aclamaran la ayuda
de las divinidades griegas,
mas yo te enseñare
que el único dios que
existe, soy yo.


Y carcomeré tus dorados
nervios, cuando tu antiguo
rechazo este rozando mí
inflamado orgullo.


Y cubrirás con uno de tus brazos
mi cuello de amante febril,
deteniendo tus balances
con mis gemelos de Heracles.


Tus gritos llegaran hasta
las tierra profanas,
y de un giro violento
abrazaras por completo mi cuello,
mordiendo en tus espasmos
mis palabras indomables, ante ti.


Tus manos arrullaran
fanáticamente
mis espirales de bronce,
y tus alaridos cubrirán
por completo el Fólkvangr,
prohibido para los mortales.


¡Ah!... enajenada niña
tus vaivenes insanos
me harán caer junto a ti
en tu lecho purpureo y blanquecino.

Plácido momento en que
todos tus mares
se rebalsaran en mí aún
invencible guerrero.


Gritare con furia
que no te quiero,
sin embargo,
mi propio cuerpo me desmentirá
por que mis flujos de pasión
se unirán a los tuyos
haciéndose solo uno.


Tocaras suavemente
mi rostro,
y me pedirás que me quede
por siempre, junto a ti.

¡Oh!... mi preciosa diosa,
sabes que soy libre como
un fénix e intocable como Thor,
quisiera aceptar
tu proposición,
pero mi alma rebelde,
dice que no.

Besare tus labios,
tus manos y la belleza
inigualable de tus pies,
y me alejare para siempre
de aquel infinito placer.


Esperando que alguien
pueda borrar mi recuerdo en ti.

Se que en silencio
caerán tus lágrimas
de oro carmesí,
mas la decisión es inquebrantable,
aunque, me este muriendo por ti.



¡Au revoir, papillon de l'amour!