
Mi niña esta triste y desconsolada, llora en el día, y gime en la madrugada.
- ¿Por qué se fue mi mamita?... ¿Por qué se fue y me dejo solita?
Sus manos pequeñitas, su piel de trasluz, tiemblan de miedo, tiemblan de pavor.
- Mi niña, mi pequeño latido de corazón, tu madre esta ahora en el paraíso de dios.
Me mira con sus ojitos llenos de ansias, completos de desilusión, suspiros de dolor que hace trizas mi razón.
- Papito, cómprame unas alas y que sean de hadas, para darle un saludo a mi mamita que esta en los cielos dulces de tul.Estira sus bracitos, rodea mi cuello con amor, me da un beso en mi mejilla con un sollocito de dolor.
- Si te las compro ya no lloraras… ¿Verdad corazón?
Sonríe con su carita cubierta con perlitas cristalinas de tremor.
- Te lo prometo, papito. Te lo prometo por nuestro dios.
…Mi niña ya no llora, mi pequeño albor, solo suspira; por que ahora se pone sus tiernas alas de hadas, contempla los cielos, junta sus manitos y emite una pequeña oración. Acaricio su cabecita, rodeada de rayitos de sol, le doy un beso en su carita y le digo:
- Tú eres el único tesoro, nacido de un gran amor, que estará por siempre en mi corazón.
Cierto día sin golondrinas, cierto día sin brillante sol, a mi pequeña niña sus alas de hadas se hicieron de luz.
Se cubrió la tierra de lágrimas, se cubrió el firmamento de inusitado dolor, que acompañaba con suplicio mi muerto corazón.
Ahora mi lucerito se encuentra jugando con su madre en los reinos del señor, corretea en hermosos prados, sobre un cielo limpio y claro, sobre un cielo lleno de amor, la rodean ángeles de distinto color, que le cantan bellas melodías y ella repite con su suave voz.
Por eso ruego a la vida para estar junto a ellas, abrazarlas con cariño y hacer que las noches sin luna, se iluminen los cielos con nuestro infinito amor.