El principito enrojeció y después continuó:
-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¿Y esto no es importante?
No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos...
El Principito
Antoine de Saint-Exupéry

Hay una bella flor,
que brota
teniendo un suave olor.
Tiene pétalos preciosos,
que son,
de distinto color.
Hay una hermosa flor,
qué sonríe de alegría,
cuando no me voy.
Le digo cuanto la quiero,
y su corola,
se sonroja de amor.
Hay una sublime flor,
que me hace llorar de dolor.
Mis suspiros se elevan al cielo,
y quererla,
ya no lo quiero.
Hay una linda flor,
que vive solo
en mi imaginación.
Se marchita de pena,
aunque sea la dueña,
de mi corazón.