El principe encantado...

miércoles, 28 de enero de 2009

Había una vez en un reino no tan lejano

un príncipe no muy sagaz,

pero eso si, muy pensativo

y quizás perspicaz.

Tenía a su lado a una princesa

de rubios cabellos

y de ojos verdes azulados.

La pobre suspiraba,

por que el príncipe tenia buen

aspecto,

pero su humor era muy aguado.

¡Joder, macho!, que si mi príncipe

fuera un poco atolondrado

estaría en mi paraíso soñado.

Y la princesita castellana

con ruegos suplicaba.:

Mi príncipe adorado por que no sales

a cazar dragones y enfrentarte a ogros

y toda bestia inhumana que recorre estos

reinos soñadores.

¡Caray! Cholita dorada

que acá estoy bien acomodado,

mas si ese es tu deseo, yo que soy

tu príncipe soñado,

iré y matare cualquier

ser espantoso, que vague por nuestros reinos

colorines y ostentosos.

La princesita le dio un beso y entre aplausos de júbilo

sonrió, mas antes de irse el mago amargón le advirtió:

Mi señor príncipe descerebrado, si encontráis

por cualquier ribera aun asunción payaso y burlón

no te le acerques, por que ese, será tu perdición.

El príncipe se fue muy contento y alegre,

y después de tres meses volvió.

Más su carácter

parsimonioso, cambio.

Era puro cuentos exaltados,

decía que había vencido a quimeras,

mandrágoras y una que otra vez se daba

una tremenda borrachera.

La princesita enamorada, de tristeza suspiraba:

¡Hala!, que el consejo me salió

aun peor que si le hubiese dado un enemigo

carroñero y encabritado.

Que mi principito amado,

se me ha vuelto, mentiroso y mal hablado.

Y su acompañante amiga,

que era muy joven e igualmente

vanidosa, le respondió:

Sino lo quieres al cuero,

yo me lo llevo.

¡No!- dijo toda enojada-

Y la princesita soñada,

se fue a buscar a su hada madrina

a ver que consejos le daba.

El hada madrina

estaba molestando a la bruja Agripina.

¡Orale!, que si me sigues molestando

Te convierto en papaya avinagrada,

El hada madrina solita se carcajeaba.

¡Hada Madrina!

¡Hada Madrina!

Repetía a cada instante la princesita linda,

y terriblemente enamorada.

¡Cónchale vale!

¡Que quieres ¡

Respondió con desagrado -

el hada madrina.

Hada madrina, que mi principito se ha vuelto

mentiroso y hablador.

¿Que me aconsejas,

para que sea como antes,

y deje esas poses tan desesperantes?

Pues muy fácil, pana,

solo dale un beso amargado,

a tu príncipe apendejado,

y volverá hacer tu príncipe soñado.

La princesita fue corriendo

al lado del príncipe mal hablado,

Más no había entendido bien,

Si le dijo amargado, o enamorado,

- Debe ser enamorado -

Se dijo la princesita enamorada,

dio un suspiro, junto sus manecitas y

le dio un beso enamorado.

Y el principito en un instante

se quedo convertido en

un sapo majo, pero encantado.

La princesita sonrió

y dijo:

¡Hala que el cuco

me quedo como el tren!

Lo acaricio tiernamente

y vivieron en su reino,

feliz, eternamente.