Y tus colores se esparcían por un cielo infinito, y reventaban sobre el color de mis ojos, que nunca quisiste mirar. La esperanza era un nombre que mencionaba a cada instante, y sin embargo, no emitían ningún sonido en tus oídos.
Y te fuiste de repente, cuando el valor se había apoderado de mi y estaba dispuesto afrontar la derrota o el triunfo de una interrogante que tenia en mi alma, y te llamaba, miles de veces y nunca volviste...regresa repetía, regresa, y un día sin pensar volviste, volviste, volviste enamorada...¿de mi?... que tontería...¿no?
Volviste enamorada de otro, y te odie, si lo hice, lo hice por un instante, mas como odiar lo que se anhela, y me propuse enamorarte a pesar que cometería algo que detesto... robar un amor. Sin embargo...¿como hacerlo realmente?, si tenia un sentimiento por alguien muy cerca a ti.
Pero el destino hizo un juego extraño y yo que pensaba que aquella voz tan hermosa, podría hacer algo por mi, no lo hizo, no lo hizo, se puso en contra mía, alabando los insultos de un conglomerado de egos maldicientes, y me sentí decepcionado de ella, y sobre todo de ti.
Y decidí alejarme derrotado, vencido, de no poder enamorar a la atenea idolatrada, de no poder amar a la venus imaginada.... ¿Azares del eros?... no mi corazón, azares de tu orgullo, de mi orgullo que lo tenia dormido, por ti, mas cuando se despertó, ni siquiera, mi amor por ti, lo puede hacer dormir.
A veces siento que el culpable realmente de todo soy yo, y lo que verdaderamente sucedió es que nunca me quisiste, nunca lo hiciste, y todo fue culpa de mi estúpida imaginación. Esa imaginación que me deja como tu recuerdo una canción.